Nuestra promesa
Juan 1, 39 "Venid y lo veréis".
Algunos psicólogos estamos volviendo a los valores cristianos. Es muy curioso porque la psicología moderna nació de la evidencia y gusta de sentirse científica. A mi también me gustaba, hasta que, en mi conversión, comprendí que necesitaba también de la mística.
Y hemos comprobado, algunos, que le falta algo, le falta el Espíritu, el sentido más allá de lo práctico y cotidiano, le falta esencia.
Cuantas veces he acompañado a personas desde la psicología clásica en las que simplemente estábamos poniendo una tirita, ayudando, si, a ser capaces de hacer y decir lo que no se era capaz de hacer y decir. Ayudando a reconciliarse con uno mismo y los demás, enseñando formas de comunicar y de estar, superando miedos.... Pero siempre faltaba algo, algo que sostuviera dentro todo ese trabajo y le diera sentido de trascendencia. Algo que invitara a que el resultado nos lleve a ser mejores personas, mas amorosas, compasivas, comprensivas, generosas, que nos ayude a salir del ensimismamiento, que nos lleve a poder justificar al otro, a ayudar, por amor, por solidaridad. ¿No es eso lo que esté mundo necesita?. Y también y muy importante, que nos ayude a no mentirnos a nosotros mismos, que nos ayude a ver nuestra verdad real y poderla sanar.
Por eso el Cristianismo, pero entendido como promesa que se puede alcanzar en esta vida. La Vida Eterna ya es ahora, ya estamos en esa eternidad y lo que pretendemos es traer el Cielo a la tierra, en esta vida, en este momento.
La comunión con Dios también esta en la oración, en la reflexión y en abrir el corazón a sentir su Presencia.
Flp 4 6-7.
"...presentad a Dios vuestras peticiones en toda oración y suplica, acompañadas de la acción de gracias: Y la Paz de Dios que supera toda inteligencia custodiará vuestros corazones y vuestras mentes".
Santa
Teresa de Jesús, Santa Teresita de Lisieux, San Ignacio de Loyola y tantos otros, nos enseñan a orar para contactar con esa divinidad, a reflexionar en la Palabra de Dios para entender nuestra vida y lo que quiere de nosotros. Nos lleva a sentirnos acompañados y plenos, con sentido en la vida. El sentido de salir de nosotros mismos y estar para el otro, Porque eso es amar, y amar nos hace felices.
El Cristianismo te enseña también que ya no estás solo.
Cuantas personas se han realizado ahí debido a sus sufrimientos, pero cuantas otras también han buscado en la Fuente de Agua Viva cuando, consiguiéndolo todo, se han seguido sintiendo vacíos.
Yo te invito a explorar el Cristianismo, desde los textos sagrados y la oración.
Termino esta sección no sin antes mencionar un libro y su autor, clave para perfilar mi trabajo.
El libro es Cristoterapia y su autor el sacerdote José María García Castro.
En gratitud y con su permiso os dejo el enlace para que lo podáis adquirir en papel.
También lo podéis descargar para leer aquí:
